martes, 16 de octubre de 2007

De Silvester Salon

Tres obreros limpiaban las ventanas en los últimos pisos de un edificio muy alto. Uno de ellos, Juan, tuvo necesidad de ir urgentemente al baño y decidió descender con su silleta hasta la planta baja.
Mientras estaba en el baño, un viento huracanado azotó el edificio e hizo caer al vacío las silletas de los otros dos obreros, quienes se estrellaron contra el pavimento, muriendo en el acto.
Esa misma noche, Juan, profundamente afectado por lo ocurrido, acudiócon su mujer al velatorio de sus dos compañeros y no halló palabras para,al menos, tratar de consolar a las dos viudas.
De pronto entraron en la sala velatoria dos señores muy circunspectos que preguntaron por las viudas.
Se dirigieron a ellas y les dijeron: "Señoras, el seguro previsto por la empresa en que trabajaban sus maridos les otorga a ustedes una indemnización por el lamentable siniestro en que ambos perecieron.
Es un cheque por U$S 1.500.000, para cada una de ustedes. Firmen aquí, por favor, tengan los cheques y reciban nuestras más profundas condolencias".
La mujer de Juan, que había presenciado anonadada toda la escena, miró airada a su marido y le dijo:
"CLAAAAAAAAAARO ..., ¡¡¡ Y EL SEÑOR CAGANDO ... !!!"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pasa seguido, hoy hay mucha gente que vale más muerta que viva...

guadis! dijo...

Típico reclamo de esposa, no??