martes, 5 de junio de 2007

Carta a la pelota



Que cosa no? A lo largo de los noventa minutos vivís sensaciones tan diferentes…a veces sos la actriz principal, la que se roba todas las miradas de esa criatura de mil cabezas que es la gente.
Otras te quedas afuera. Esperando ansiosa volver a entrar y sintiendo celos de tu compañera de trabajo y utilería. ¡¡ Todo por culpa de algún defensor medio tronco que te pateó lejos o simplemente te sacó unos metros afuera de tu escenario!!!: La cancha.

¿Cuantas veces habrás ido en el aire gritando GOOOOO…y de pronto…TAC: un manotazo bárbaro del arquero te mandó por arriba del travesaño y te dejó con el grito en la boca?

¿Cuánto te deben doler las patadas y los cabezazos, no? Y debe ser como morirte de a poco cuando te vas desinflando, y un paro cardiaco cuando te pinchas.

Pero se me ocurre que también tenés momentos placenteros…ser transportada por Bochini o Pablito Aimar y ser la espectadora privilegiada de sus genialidades, o…sentir un agradable sufrimiento por un pase de 45 metros de Riquelme que te tuvo seis segundos volando angustiosamente, pero escuchando la ovación de la gente cuando llegaste al destino indicado, gracias a la magistral pegada de Román.





Y ni hablar de cómo te trata Maradona. Ese si que te tiene totalmente dominada. Hace con vos lo que quiere y vos aunque no te guste obedeces. Y… ¿la verdad? Te felicito por tu fidelidad. Ojalá muchos de los que rodearon a Diego a lo largo de su vida, hubieran sido tan fiel y leal como vos lo fuiste en su carrera deportiva.

¿Cuantas veces te habrán tirado a la tribuna y como le gustaste a algún fanático, te llevó a vivir con él, y sin que nadie te lo pregunte te tuviste que ir a vivir a otro lado?
¿Cuantas veces? En fin….

Yo te conozco desde que nací. Me crié con vos abajo del brazo y sos una parte muy importante de mi infancia. Ya sea en la vereda de mi vieja casa o en el patio de la escuela (a veces reemplazándote por un trapo o una piedra), siempre estuviste conmigo.
De grande te abandoné un poco, pero me sigo divirtiendo mucho gracias a vos. Hoy mi hijo te empieza a patear y sos un símbolo de su crecimiento. Me llena de emoción que una de sus primeras palabras fue Gol y es gracias a vos.

Por eso me encantaría saber qué sentís cuando rodás por el pasto. Pero es imposible. Así que me voy a poner en tu lugar, y voy a imaginar qué le dirías a toda esa gente que te usa y se divierte con vos.





Continuara...

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